(Junio de 1954)
De pie en la plena liberación de ese Ámbito en que los ojos pueden ver y los oídos pueden oír según Dios pretende que sea, observo el bello torrente en constante flujo de electrones que fluyen desde la Fuente de Vida, y que son moldeados por el Espíritu de Fuego Blanco, desde donde todos han procedido al interior del patrón electrónico de cada corriente de vida. Detener uno de estos bellos átomos espirituales en su raudo descenso, a fin de estudiar su belleza de detalle, su delicadeza de silueta, su esencia refulgente, sería imposible. Literalmente auto-catapultándose dentro del grial del corazón de la Presencia, estos electrones fluyen hacia afuera a través de toda esfera, calificados por el vehículo particular del individuo que está funcionando en esa esfera.
Por ejemplo, desde la Presencia de ustedes fluyen estos bellos seres en cada palabra que la Presencia pronuncia, en cada movimiento de Su mano, en cada movimiento del Cuerpo Electrónico; y ellos conforman la sustancia, la esencia y la gloria del Cuerpo Causal. Luego, a través del Santo Ser Crístico, estos electrones fluyen a la Cuarta Esfera, siendo moldeados en patrones y formas de pensamiento del espíritu guardián de la expresión vital de ustedes. Cada diminuto electrón se convierte en una oración moldeada, una espada de llama, un torrente poderoso de esencia purificadora, la mismísima presencia del Fuego Violeta en acción.
A medida que la esencia vital fluye hacia adelante a través de los cuerpos inferiores, el vehículo mental le ordena entrar a todo pensamiento-forma (bueno o malo); el cuerpo emocional le ordena entrar a todo sentimiento (armonioso o inarmonioso); el cuerpo etérico le ordena entrar a toda memoria, y el cuerpo de carne, a toda acción. Aquí, los bellos seres pequeños son aprisionados en las formas creadas por el ser externo (la personalidad). Aún los diminutos electrones que orbitan alrededor del centro polarizado de cada átomo en su cuerpo físico son figuras infinitesimales, y no es más que la acumulación a su alrededor lo que encierra su belleza y su luz natural. Cuando ustedes se acostumbren a visualizar su cuerpo como que consta de una incontable cantidad de estos seres inteligentes, será cosa fácil hablarles con amor y pedirles que se auto-realicen en LUZ FLAMEANTE, EN ARMONÍA Y BELLEZA DE EXPRESIÓN, EN SANACIÓN Y PURIFICACIÓN DEL RECUBRIMIENTO DEL CUAL ELLOS FORMAN PARTE.
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